El vinilo vuelve a las tiendas y a nuestros hogares con la fuerza que le caracteriza
La escena musical ha ido evolucionando constantemente a lo largo de los años: desde la caja de música que Smooth Nikola diseñó a principios de 1800 o el primer fonógrafo que Thomas Edison inventó en 1881, hasta el formato mp3 que tanto usamos ahora han pasado más de doscientos años y otros tantos inventos para grabar y reproducir música. El disco de vinilo de 12” llegó mediados de los cincuenta y la figura del dj no tardó en llegar, naciendo así el eterno defensor de este formato.
Con la llegada del vinilo, las tiendas no tardaron en llenarse de sobres de cartón que escondían deliciosas melodías. El disco permitía al público escuchar música de manera diferente y además apreciar carátulas que lucían elaborados diseños. El vinilo se convirtió rápidamente en un objeto valioso, hecho no solo para el oído sino también para la vista y el tacto, por no hablar de su característico olor que erizaba el vello al desenfundar el codiciado disco.
Pero la evolución es algo propio del ser humano, así que con el desarrollo tecnológico no tardaron en aparecer otros formatos de reproducción musical y, tras la aparición delcasete, que no tuvo mucho éxito más allá de la capacidad que tenía de grabar música desde una radio, llegó la revolución del cd. A finales de 1982 se vendía el primer cd, una nueva manera de reproducir música que tuvo grandes detractores pero de la que era imposible negar sus ventajas: ocupaba menos espacio, eliminaba los ruidos que el vinilo contenía, no era necesario darle la vuelta e incluso se podían reproducir varios discos ininterrumpidamente. Mas todo esto parecía insuficiente cuando se trataba de compensar sus desventajas: los discos se rayaban muy fácilmente, los reproductores eran más frágiles, las cajas de plástico se rompían antes y, lo más importante, la calidad del sonido había menguado notablemente puesto que la capacidad de memoria era muy pequeña y había que reducir el sonido a su mínima expresión.
Muchos no titubean en despreciar a este formato: El cd tiene un precio exorbitado teniendo en cuenta la falta de innovación del producto y a la música en sí, ya que no ha permitido mejorar la calidad del sonido ni de la estética de un álbum. En vez de tener la sensación de estar comprando algo único, uno siente que adquiere un trozo de plástico con una imagen pegada sin apenas valor. Pero pese a los fallos que el cd podía tener, el número de sus ventas se disparó rápidamente y a mediados de 2007 la cifra superaba los 200.000 millones. Eso sí, la evolución no entiende de frenos y, pocos años después del nacimiento del cd, sus ventas empezaron a caer drásticamente debido a la venta de música digital.
Una vez más, la industria musical se amoldaba a las nuevas tendencias y a las nuevas necesidades del público y los artistas, así que no tardaron en llegar nuevas plataformas de compra y venta de música desde el mismo ordenador. Actualmente se calcula que desde 2001 el número de ventas de canciones en iTunes asciende a la friolera de 25 billones. En este contexto, con la cantidad de facilidades que hay para acceder a Internet y, por lo tanto, a la música gratuita, sorprende ver cómo el vinilo está tenido una escalada tan grande en los últimos años frente al disco compacto, que se encuentra en vertiginoso declive.
Y es que, mientras que la música digital acapara nuestros smartphones y nuestros ordenadores, las estanterías de las tiendas de discos vuelven a llenarse de sobres de colores que esconden entrañables vinilos de excelente calidad. El público está volviendo a encontrar fascinación por este formato clásico que, con un precio no mucho más caro que el formato digital o el mismo cd, reúne una serie de características que hacen que la mayoría de los melómanos ansíen tener en su propiedad una gran colección de vinilos.
Pero no podemos engañarnos, el vinilo, pese a que su número de ventas haya crecido en los últimos años y el perfil del comprador sea cada vez más abierto, sigue siendo un producto bastante exclusivo que queda reducido para una minoría. Menos del 2% de las ventas de las grabaciones se deben a este formato, aunque es cierto que cada vez más artistas recurren a él: The XX, Daft Punk, David Bowie, Arctic Monkeys y, cómo no, la industria de la música electrónica, editan sus obras en vinilo. No hay que olvidar a los héroes del vinilo, aquellos djs que, pese a la presión del contexto, continúan fieles a este formato; y como ellos, los compradores de vinilos, que son fieles a sus principios y al amor por la música, y no son engatusados por la frialdad de la música digital intangible.
El vinilo nunca se fue, siempre estuvo entre nosotros, a veces con más protagonismo que otras, pero siempre ha sido un objeto de gran relevancia en la industria musical. Ahora, después de años de asfixia en los que el formato ha intentado sobrevivir a duras penas, vuelve a ser una pieza de gran valor que guardamos como reliquias en nuestro hogar y que disfrutamos haciéndolo girar para que nos estremezca con su fina melodía. Porque el vinilo tiene una magia que la era digital nunca alcanzará, tiene un ritual propio que perdura por mucho tiempo que pase.
En el último año se vendieron más de 4 millones y medio de vinilos y se estima que este año se supere la cifra. Vinilos tendremos para muchos años más, y lo mejor de todo es que cada vez son más elaborados y su diseño es mucho mejor. Nuestras estanterías se colman de buena música y bonitas carátulas. Y es que, ya lo decía Neil Young: Steve Jobs, era un pionero de la música digital y su legado es increíble, pero al llegar a su casa escuchaba música en vinilo… Touché.
Fuente: ViciousMagazine.com